¿Cómo funciona?

En la terapia de grupo se comparten asuntos personales a los que se quiere o necesita hacer frente. Un participante puede hablar sobre cuestiones que le han perturbado durante la semana, sus respuestas a estos sucesos, tanto si las consecuencias han sido negativas o positivas. También puede compartir situaciones acaecidas en  sesiones previas o comentar ejercicios de situaciones hipotéticas planteadas por el terapeuta que lleva el grupo. Otros participantes pueden reaccionar a sus palabras, darle confirmación, apoyo o crítica, o simplemente limitarse a compartir sus pensamientos y sentimientos. Los temas de debate no siempre están determinados por el moderador, sino que también pueden surgir espontáneamente del grupo. El miembro del grupo siente que no está solo con su problema y que hay otros que sienten lo mismo. El grupo puede convertirse en una fuente de apoyo y fortaleza en momentos de estrés. Además, las críticas constructivas posibilitan el entendimiento de conductas propias y ajenas. Con frecuencia, la gente que se encuentra en un grupo puede sentirse identificada por otros miembros, ello facilita la alianza terapéutica entre los participantes. La idea fundamental de la terapia de grupo es hablar, reflexionar y realizar ejercicios que adquieran mayor relevancia en el contexto de grupo, para superar obstáculos, desarrollar el potencial de cada uno y mejor en los ámbitos importantes de la vida cotidiana.